¡Viva la III República
española!
Por Rodolfo Alonso *
De pronto, pero no de improviso, inesperadas y numerosas
cantidades de españoles inundaron este 14 de abril la Puerta del Sol y mil
otras plazas del país, ondeando vigorosa y firmemente la legendaria bandera
tricolor: violeta, amarillo, rojo, de la República española, acompañada de viva
voz por consignas tan actuales como concretas.
Sería un error
pensar que sólo se trató de un gesto de justicia histórica, de un homenaje memorioso
a aquel otro 14 de abril de 1931 en que unas elecciones municipales dieron el
triunfo al Frente Popular, y acarrearon la acelerada caída del monarca de
entonces. Porque aunque sin duda son otras, y más jóvenes, los muchos miles de manos
españolas que vuelven a hacerla flamear ahora con orgullo, y siempre en su
nombre, también son otras la dura realidad y las penurias que hoy los empujan a
las calles.
Abortada en
poco tiempo, la Primera República no llegó casi a desplegar sus sueños.
Cercenada de raíz, en sus luminosas realizaciones y en su corajuda resistencia ante
el franquismo la Segunda, sólo pudo imponerse una férrea y larga dictadura provocando una sangrienta guerra civil
(1936-1939), con un millón de muertos y después de haber entregado su propio
pueblo a la injuria asesina de las mejores divisiones nazis y fascistas.
Es sobre las
ruinas, el dolor, la furia, la frustración y el desengaño que afligen hoy a
millones de españoles, es buscando encontrar el futuro hacia una nueva España
para una nueva sociedad, donde ya no tengan lugar el político arribista y
mentiroso, ideológicamente vaciado y de doble faz, los adalides de la dictadura
del mercado, la banca pirata, los purpurados fariseos, la intolerable carga y
la estruendosa indignidad de una monarquía cuyo ciclo ya se cumplió hace rato,
si es que alguna vez lo tuvo, que levantan ahora sus voces y sus mentes los
jóvenes españoles de todas las edades.
Con la misma
emoción que descubrí, admirado, en el poema “In eins” de su indeleble libro “Die
niemandsrose” (1961), que un gran poeta de vida y obra tan significativos
como Paul Celan volvía a citar allí, directamente en castellano, aquel grito indeleble
que desde el Madrid sitiado recorrió al mundo entero: “¡No pasarán!”, presiento
y siento germinar en el sufrido y expoliado pueblo español las semillas de un
nuevo renacimiento.
Y me animo
también a gritar con ellos, como uno más de ellos: ¡Abajo la monarquía! ¡Viva
la III República española! ¡No pasarán!
* Poeta, traductor y
ensayista argentino,
de padres gallegos e
infancia bilingüe.
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